Las restricciones a los servicios funerarios, derivadas del estado de alarma, están dibujando algunos de los tragos más amargos del confinamiento. La nueva legislación prohíbe los velatorios y las ceremonias, y limita a un máximo de tres personas la asistencia a entierros o crematorios de las personas fallecidas, sea por coronavirus o por otra causa. En algunos casos, si los familiares directos de un fallecido por coronavirus han estado en contacto con la víctima ni siquiera pueden acudir a dichas ceremonias.
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